martes, 26 de febrero de 2008

Amos Oz

Es una entrevista al escritor Amos Oz en Barcelona.




HUMOR DIVINO.

"Un día paseando por Jerusalén me crucé, (¿en qué otra ciudad del mundo podría encontrarlo?), con Dios. Le invité a café y hablamos como dos viejos amigos sobre lo divino y lo humano y al final le dije: Amigo Dios, siempre había querido preguntarte cuál es la religión que más se acerca a ti: ¿El judaísmo, el cristianismo, el islamismo...?´ Dios me confesó de entrada que Él era poco religioso y, al final, acabó reconociendo: Hijo mío, creo que incluso soy un poco ateo. Y eso mismo es lo que yo creo: "seguramente, Dios es ateo." Oz responde así, recordando un espléndido cuento suyo, a mi pregunta sobre su fe religiosa. Y, después de una larga pausa, añade sonriendo: "El humor es el mejor antídoto contra el fanatismo".

Estoy convencido de que Dios estaría de acuerdo.

AMOS OZ, PREMIO INTERNACIONAL CATALUNYA 2004
"Dios es ateo"

Tengo 65 años: soy más viejo que mi país. Nací en Jerusalén, comedia multiétnica que a veces acaba en tragedia. Casado hace 45 años con la misma mujer: el mérito es suyo. Tengo 3 hijos y
4 nietos. Ni blanco ni negro: a mí me interesan todos los matices del gris. Cada lengua es un instrumento musical: pequeños o grandes cada uno es irrepetible Yo de niño quería ser bombero. Por el uniforme. ¿Sabe? A las niñas les encantaba. -Y no tuvo suerte. -Tuve que conformarme con el plan B: ser escritor. No seduciría con botones dorados, pero sí con bellas palabras. ¿Y le funciona? -Hoy mi forma de ser bombero es intentar que mis lectores se comprendan mejor a sí mismos y a sus prójimos y así vivan de forma más profunda. Que vivan más. -¿Cómo lo intenta? -Vivo junto al desierto. Al alba me levanto y vago sin rumbo por él. Trato de oír. -¿qué?
-Al volver a casa, pongo las noticias de las 6 y están los políticos llenándose la boca de palabras: "Para siempre..."; "Nunca más..." y entonces escucho reírse a las piedras de ese desierto que es el mismo hace 100.000 años. -¿Y después? -Ya estoy preparado para escribir, que es aburridísimo. Intento juntar palabras. A veces estoy toda la mañana sin hacer nada. Ni una línea. Me quedo mirando la pared. -¿No se siente frustrado? -Esos vacíos son tan necesarios como las mañanas en que acabo una novela. También son escribir. Después me voy a un café. -¿A perder el tiempo? -No. En Israel cualquier desconocido habla a cualquiera: "¿Ha visto el periódico? ¡Este Gobierno está loco!". Sólo quieren que les des la razón. Nadie escucha a nadie, pero yo sí. Yo me gano la vida escuchándoles. -¿Porque le pagan el café? -No, pero tocan con nuevas notas el mismo pequeño instrumento que yo: el hebreo. -Pequeño instrumento. –No importa. Ocho millones de hablantes son más de los que hablaban inglés cuando Shakespeare escribió su obra.


Pero aunque fueran menos: sólo un idiota pensaría que un instrumento produce mejor música por ser más grande o una lengua mejor literatura por tener más hablantes. -Le aseguro que hay muchos idiotas.

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